Nadie es experto o experta en la aplicación defensiva de su arte marcial, no se puede ser tan arrogante para pensar si quiera que un solo sistema o línea es infalible en este sentido "defensivo", que por tener más o menos músculos se es mejor que otros, o tener más o menos años en un sistema defensivo "X" te hace mejor que alguien, la vanidad marcial es una trampa y que afecta nuestra forma de ver las artes marciales, el prejuicio de decir quiénes son mejores, que nos motiva a creer que nuestros métodos son únicos, tan espectaculares que servirán a todos-todas.
Considero que una práctica constante puede permitir responder de la mejor forma posible, lo más adecuadamente para salir airoso frente a ataques sean asaltos o violencia en alguna de sus formas.
Es aquí donde mi experiencia me ha llevado a considerar que debemos ver el todo, todas las artes marciales, todas las experiencias, porque finalmente esto es mucha práctica.
A mis estudiantes les señalo que frente al fenómeno de tener que ir a entrenar, tener que preparar nuestro cuerpo, endurecerlo, fortalecerlo, ponerse a disposición de un otro - otra con quien practicar un sin fin de movimientos técnicos, desde lo más fácil a lo más complejo, lo único que puede ser un gran obstáculo es claramente nuestra voluntad, esa voluntad y perseverancia que proviene de la única razón para estar presente en estas prácticas.
Nos enfrentamos a variadas razones para no ir hay muchísimas y una sola para asistir, les pregunto; ¿Cuál es esa única Razón?, nadie responde. Claramente no es solo acondicionar el cuerpo, o verse bien, etcétera. Esta única razón es "Tu vida, nuestras vidas".
Entrenar una vida entera para tener esa posibilidad, en tan solo un segundo.
Según mi pensar las artes marciales son una sola con la defensa personal, quienes enseñamos debemos ser muy responsables en esto, preparase constantemente, capacitarse, compartir con otras líneas, con otros y otras profesionales con los y las que podamos seriamente perfeccionarnos, así de este modo entregar lo mejor a nuestros estudiantes.
Hortensia Cabrera Maldonado
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